Querido Fred,
De esos días en los que agradeces todo lo que tuvo que pasar para que hoy estemos aquí, en los que se te hincha el corazón de felicidad y la sonrisa aparece instantánea. De esos días, tan intensos, uno como hoy, que al escucharte sin importar la diferencia de idiomas y quizás no entender todo, con tan solo ver tus ojos lo comprendo. Gracias por ser mi maestro, por haberme señalado gran parte de mi camino, por enseñarme a rendirme y mirar, por sentir, ser y estar.
Hermosa clase maestra,
Namaste!
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